Hoy compartimos con ustedes algunas perspectivas, reflexiones producidas por integrantes de nuestra comunidad en diversos roles: profesores, graduados y estudiantes.
"La Vuelta al Logos en 5 Minutos" es de una graduada de Logos, Laura Sosa (Daleun 2015), que nos visitó y compartió sus impresiones al volver al colegio.
Para acompañar, tenemos dos playlists con el tema expresado en Romanos 8:28: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados."
Finalmente, una estudiante actual que ha decidido publicar bajo el sedónimo Pichin reflexiona sobre el cambio en "Displicencia"
Displicencia
Por Pichin
En conclusión, ni siquiera sin saber cómo, llega ese dÃa en que te conviertes en algo más frÃo. Algo más sigiloso y cauto para empezar a recordar qué era eso llamado amor propio. No obstante, quienes están a nuestro alrededor no comprenden este necesitado cambio interior. Es asà como sucede el encantamiento, es decir, los demás abren sus ojos y valoran que eras antes. Quien diga que las personas no cambian, se equivoca. Las personas no varÃan sus comportamientos ni cambian su personalidad de un dÃa para otro como un abrir y cerrar de ojos. El transcurso del cambio es algo más personal, más paciente y hasta cadavérico porque más que cambiar, crecemos. Obtenemos ese resultado tomando una sana plenitud de conciencia de nuestras limitaciones y agujeros negros. Volverse frÃo no es una batalla perdida, es un sencillo modo de defensa propia porque la existencia no implica hacer frente a las dificultades cotidianas. Es necesario que seamos capaces de crear una metodologÃa de supervivencia para ser los auténticos actores de este viaje. Un punto que debe estar claro las personas cambiamos por necesidad y para ser eficaces sobrevivientes. Sin embargo hay un detalle que es curioso, por ejemplo, cuando pasamos un tiempo sin ver a alguien y al reencontrarnos nos damos cuenta de su actitud, nos cuestionamos qué le habrá ocurrido, y es que las personas no hacen exageradas transformaciones ni es necesario hechos impactantes para cambiar, nos basta el rumor del dÃa a dÃa, las constantes decepciones de palabras dichas o no dichas, de las ausencias, de las partidas continuas y del darlo todo sin recibir nada. Son diminutos granos de arena que con el tiempo crean desiertos emocionales. Comenzar a darse el lugar que se merece para poder sobrevivir. Un corazón frÃo es una mente que se ha agotado de paciencia, es nuestra autoestima alzando la voz de alarma y el auto concepto corriendo y perdiéndose por la puerta de emergencia en la búsqueda de una solución. Ser frÃos es el veredicto pasajero de las cacofonÃas de la vida, es sembrar la semilla del amor propio. Es posible que las personas que están más cerca de nosotros se den cuenta de ese cambio y se cuestionen qué ocurre y por qué razón. Ya no somos esos individuos solicitados y manipulables de antes. Es posible que comprender dicho cambio se sientan molestos al no encontrar esa llave en nuestros corazones donde antes abrÃan todas nuestras puertas para saciar sus caprichos. Las personas con el corazón frÃo han comprendido que las cosas no siempre son como queremos que hay que aceptarlas tal y como son y actuar en consecuencia. La vida no es justa y no siempre las personas son leales y respetuosas, percibamos que siempre será mejor pasar por alto lo que quiere tu corazón de manera que no seamos sacrificados. Cada experiencia de decepción cada chantaje y todos los vacÃos acumulados ha hecho que se prenda frecuentemente el gorjeo de los pensamientos negativos en nuestras mentes. Después de haber llegado a la tranquilidad y ver las cosas desde la perspectiva del corazón frÃo, consideramos dos opciones, apegarnos a la propia negatividad o desinfectarla y a veces elegimos la segunda opción, es decir, muchas veces todo lo que se desvanece y muere en nuestro interior nos hace chocar con la realidad de un corazón frÃo y cauteloso que observa con delicadeza decide qué se queda y qué se va de nuestras vidas. Y lo creamos o no, no hay nada de malo en eso. ¿Quieres saber porqué? Porque cambiar es crecer y ganar en dignidad. Es un modo por el cual termina dando luz por nuestras cicatrices. Cuando te vuelvas frÃo las personas comenzarán a valorar quien eras antes.
En conclusión, ni siquiera sin saber cómo, llega ese dÃa en que te conviertes en algo más frÃo. Algo más sigiloso y cauto para empezar a recordar qué era eso llamado amor propio. No obstante, quienes están a nuestro alrededor no comprenden este necesitado cambio interior. Es asà como sucede el encantamiento, es decir, los demás abren sus ojos y valoran que eras antes. Quien diga que las personas no cambian, se equivoca. Las personas no varÃan sus comportamientos ni cambian su personalidad de un dÃa para otro como un abrir y cerrar de ojos. El transcurso del cambio es algo más personal, más paciente y hasta cadavérico porque más que cambiar, crecemos. Obtenemos ese resultado tomando una sana plenitud de conciencia de nuestras limitaciones y agujeros negros. Volverse frÃo no es una batalla perdida, es un sencillo modo de defensa propia porque la existencia no implica hacer frente a las dificultades cotidianas. Es necesario que seamos capaces de crear una metodologÃa de supervivencia para ser los auténticos actores de este viaje. Un punto que debe estar claro las personas cambiamos por necesidad y para ser eficaces sobrevivientes. Sin embargo hay un detalle que es curioso, por ejemplo, cuando pasamos un tiempo sin ver a alguien y al reencontrarnos nos damos cuenta de su actitud, nos cuestionamos qué le habrá ocurrido, y es que las personas no hacen exageradas transformaciones ni es necesario hechos impactantes para cambiar, nos basta el rumor del dÃa a dÃa, las constantes decepciones de palabras dichas o no dichas, de las ausencias, de las partidas continuas y del darlo todo sin recibir nada. Son diminutos granos de arena que con el tiempo crean desiertos emocionales. Comenzar a darse el lugar que se merece para poder sobrevivir. Un corazón frÃo es una mente que se ha agotado de paciencia, es nuestra autoestima alzando la voz de alarma y el auto concepto corriendo y perdiéndose por la puerta de emergencia en la búsqueda de una solución. Ser frÃos es el veredicto pasajero de las cacofonÃas de la vida, es sembrar la semilla del amor propio. Es posible que las personas que están más cerca de nosotros se den cuenta de ese cambio y se cuestionen qué ocurre y por qué razón. Ya no somos esos individuos solicitados y manipulables de antes. Es posible que comprender dicho cambio se sientan molestos al no encontrar esa llave en nuestros corazones donde antes abrÃan todas nuestras puertas para saciar sus caprichos. Las personas con el corazón frÃo han comprendido que las cosas no siempre son como queremos que hay que aceptarlas tal y como son y actuar en consecuencia. La vida no es justa y no siempre las personas son leales y respetuosas, percibamos que siempre será mejor pasar por alto lo que quiere tu corazón de manera que no seamos sacrificados. Cada experiencia de decepción cada chantaje y todos los vacÃos acumulados ha hecho que se prenda frecuentemente el gorjeo de los pensamientos negativos en nuestras mentes. Después de haber llegado a la tranquilidad y ver las cosas desde la perspectiva del corazón frÃo, consideramos dos opciones, apegarnos a la propia negatividad o desinfectarla y a veces elegimos la segunda opción, es decir, muchas veces todo lo que se desvanece y muere en nuestro interior nos hace chocar con la realidad de un corazón frÃo y cauteloso que observa con delicadeza decide qué se queda y qué se va de nuestras vidas. Y lo creamos o no, no hay nada de malo en eso. ¿Quieres saber porqué? Porque cambiar es crecer y ganar en dignidad. Es un modo por el cual termina dando luz por nuestras cicatrices. Cuando te vuelvas frÃo las personas comenzarán a valorar quien eras antes.
¡Muy buen trabajo NuevaMente!
ReplyDelete¡Gracias!
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