Por: Mente Divergente.
En los años 90’
la tercera ola del feminismo surgió en Estados Unidos por una mujer llamada
Rebecca Walker, quién desató el movimiento al decir que la mujer debe darle
prioridad a controlar su cuerpo y su vida. Después de esta afirmación, muchas
mujeres adoptaron esta filosofía de vida como verdad absoluta, creyendo
totalmente que de esto dependía su felicidad y autorrealización. También, las
mujeres fueron influenciadas por la cuarta ola del feminismo, en la cual se
defienden los derechos de la mujer y se denuncia su discriminación. La
prostitución, en vez de ser reprimida, fue apoyada y fue descrita como un
trabajo digno que no afecta en ningún sentido los derechos de la mujer, y que
permite a sus practicantes ejercer total dominio sobre sus cuerpos y vidas, sin
alteración alguna. Sin embargo, decir que prostituirse o simplemente vender el
cuerpo por satisfacción sexual de otros contradice la prioridad de las mujeres
(que es controlar sus cuerpos y sus vidas) y viola algunos de los derechos de
la mujer como el derecho a la salud física y mental, pues la prostitución
produce daños secundarios sobre la prostituta y sobre la sociedad.
En Chile, las
trabajadoras sexuales se reunieron, y con la ayuda y el apoyo de psicólogas,
abogadas y trabajadoras sociales, levantaron la Fundación Margen en 1998, que
apoya y defiende totalmente su trabajo. Esta situación es completamente
irónica, pues la prostitución causa grandes problemas sociales, provoca traumas
psicológicos en la prostituta y produce enfermedades irremediables. La
prostitución sirve como estímulo al maltrato, a la violencia, al abuso, la
degradación sexual, la vulnerabilidad de la mujer y la presencia de tráfico de
menores. Si no es suficiente decirlo, el 86% de las trabajadoras sexuales son
maltratadas física y psíquicamente, y en países como España, el 90% de ellas
son importadas como mercancías de países del este. A parte de esto, en Estados
Unidos la edad media de iniciación de prostitución es entre los 13 y 14 años,
mayormente jóvenes disuadidas por la violencia. Estos factores crean una
inconsistencia al decir que la prostitución es un “trabajo digno” que
“claramente no viola ningún derecho de la mujer”, pero en estas estadísticas
hasta los derechos de menores se ven involucrados. Muchas feministas pudieran
decir que ellas no apoyan ese tipo de prostitución, pero al convertirla como
“digna” o “aceptable” como cualquier otro trabajo abre más las oportunidades a
la vulnerabilidad de las prostitutas y a su maltrato, tanto como el tráfico
para beneficio de los traficantes.
De forma similar,
el feminismo al decir que la prostitución debe ser aceptada y no debe ser
juzgada, abre puertas para el daño psicológico de las practicantes. Si la
prostitución fuera una carrera en la que toda mujer que la practica tiene un
control absoluto de sus cuerpos y sus vidas, ¿por qué solo el 5% afirma que se
sienten de esta manera? El 95% afirma que es por necesidad, por consiguiente no
tienen el control absoluto de sus cuerpos
y sus vidas, dejando un gran ventanal abierto para que la depresión, la
ansiedad y el sentido de vacío entra rápida y eficazmente a sus vidas.
En última
instancia, aparte de los efectos traumáticos, se presentan enfermedades y
adicciones que también contradicen el control absoluto del cuerpo y la vida de
la prostituta. Las relaciones sexuales entre múltiples clientes en un día
pueden causar trastornos ginecólogos, dolor pélvico crónico y abortos forzados.
Además que una prostituta es más propensa a consumir drogas por su estilo de
vida deprimente o por obligación de uno de sus clientes, y a tener desórdenes
alimenticios por mantener la figura o por atender a más clientes. Entonces, la
prostitución no promueve el derecho a la salud y ciertamente niega el control
absoluto de las prostitutas sobre sus vidas y cuerpos.
Finalizo
postulando que la prostitución no debe ser un trabajo válido por los efectos
secundarios que esta tiene sobre la prostituta y la sociedad. Creo, y se
evidenció, que los argumentos feministas de la prostitución son totalmente
inválidos e inconsistentes. La prostitución no es un trabajo digno y limpio, es
una hierba mala que corrompe el resto de la cosecha, es una chispa que
desencadena daños en masas en la sociedad, es un crescendo a la vulnerabilidad
y violencia, es perder la vida por ganarla, es una ganancia corrosiva para el
que la practica.
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